EL BICENTENARIO DE LOS CHICOS

Un coro de 1810 niños –de distintos credos y realidades socioeconómicas- entonará una cantata que trae el pasado al presente y lo conecta con el futuro de todo un país. Un broche de oro para los festejos por los 200 años de la Revolución de Mayo. Un Bicentenario, contado por los chicos.
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(Importante: La presentación de la Cantata del Bicentenario que estaba prevista para el 19 de diciembre en Luján, se realizará el 10 de diciembre en Plaza de Mayo).

Un, dos, tres, probando 
Una mañana de noviembre, en el micro estadio de River Plate, tiene lugar una escena singular, inédita: un coro de 900 chicos ensaya a viva voz un espectáculo compuesto especialmente para ellos por Carlos Gianni y Silvina Reinaudi, dos artistas de reconocida trayectoria en la escena infantil, y que lleva por nombre Caminando juntos. La cantata para los chicos del Bicentenario.

Dos días antes, una escena parecida reunía a otros 900 alumnos de escuelas públicas y privadas, religiosas y laicas, de la ciudad de Buenos Aires y alrededores. En total, 1810 chicos de quinto grado ensayando lo que será la gran presentación el 10 de diciembre en Plaza de Mayo.
“Argentina Canta por la Paz” es el nombre del proyecto cultural-educativo que hace posible que todo esto ocurra. Reuniendo tras un objetivo común a alumnos de escuelas laicas, judías, musulmanas, cristianas y evangélicas, se propone “ofrecer a los chicos la posibilidad de compartir con ‘el otro’ y valorar el diálogo y el respeto por las diferencias como pilares para alcanzar una sociedad más justa”. Todo un año de trabajo conjunto, de formación artística y de integración.

“Yo lo vi perfecto”, asegura Carlos Gianni –director musical del proyecto- una vez concluido el ensayo. “Se está cumpliendo con los objetivos que tienen que ver con la integración de los credos y de los niveles sociales y, desde el punto de vista artístico, estamos listos para hacer un espectáculo digno. Es muy emocionante ver trasladada la idea musical que uno tuvo en el mes de septiembre del año pasado a estos 900 chicos que están cantando simultáneamente. Es único. Porque uno lo imagina, trata de pensarlo, pero cuando lo ve… es muy conmovedor” dice, sin dejar de sonreír.

Mientras los chicos se preparan para volver a las escuelas, Silvina Reinaudi, autora de la obra, no disimula su emoción: “Me conmuevo con las cosas que me gustan, como si no fueran mías. En este momento, estoy sintiendo que hay una cantidad de cosas que se me han resignificado. Todas esas voces de niños cantando juntos, emocionalmente lo hace muchísimo más fuerte”.


Caminando juntos 
Podría decirse que este proyecto nació al otro lado del mar, cuando Diego Balan -quien llevaba los espectáculos del Colón a las escuelas porteñas- conoció en Barcelona a Muriel Bourgeois, quien realizaba talleres artísticos en escuelas con el fin de integrar a los hijos de inmigrantes que llegaban a la ciudad catalana desde los lugares más diversos. “Hablábamos mucho del conflicto israelí-palestino, de las guerras y de cómo el arte podía de alguna manera crear soluciones”, recuerda Muriel, hoy instalada en Buenos Aires. “Pensábamos qué lindo sería crear un lugar en el que los chicos volvieran a descubrir que no son de un ‘bando’ ni del otro, que son chicos, a los que les encanta jugar, les encanta reír, les encanta hacer travesuras”.

Un contacto con L’Auditori de Barcelona, que tenía un coro de niños, les hizo comprender que “el lugar donde todos los chicos pueden crear una voz es un coro, que cante y que diga cosas”. Esa idea encajó inmediatamente con Argentina, una nación que estaba a punto de cumplir 200 años y cuya sociedad siempre se caracterizó por ser “un crisol de razas”. El siguiente paso se dio en Buenos Aires, a través del Instituto de Diálogo Interreligioso. “Ellos nos vincularon con la Unidad Bicentenario, donde sabían que para fin de 2010 querían hacer algo con chicos de diferentes comunidades y celebrar la diversidad, pero aún no sabían cómo”, explica Diego.

Con la aprobación del proyecto por parte de la Unidad Bicentenario, dependencia de Presidencia encargada de coordinar las celebraciones por los doscientos años de la Revolución de Mayo, Diego y Muriel dieron el puntapié inicial. Luego, se sumaron el INADI, la Secretaría de Culto, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEA), las fundaciones YPF, Banco Nación y Arte Vivo y la Editorial Santillana. “El proyecto nació y se nutrió de la confianza”, asegura Diego. “Nosotros confiamos en que íbamos a conseguir la plata, y quienes empezaron a trabajar con nosotros confiaron en nuestra capacidad para gestionar los fondos. Carlos (Gianni) fue el primero que se unió”.

Los coordinadores del incipiente proyecto pensaron en Gianni como la persona ideal para encabezar la parte artística ya que en él, explica Diego, “se juntaba lo infantil, lo educativo y lo musical desde un espacio lúdico”. Su incorporación fue inmediata: “¡Ni lo dudé!”, exclama. “Me entusiasmó, primero, que era un proyecto que tenía que ver con la educación, con una manera distinta de encarar el trabajo de música en la escuela, y fundamentalmente, el gesto ecuménico de juntar distintos credos y distintos niveles sociales. Eso fue muy motivador”. Para el guión, se convocó a Silvina Reinaudi, para quien el proyecto “tiene que ver con el pasado, el presente y el futuro y, fundamentalmente, con el pasar por encima de las diferencias”. La Cantata del Bicentenario ya estaba gestando sus primeros acordes…


Manos a la música 
El proceso creativo duró unos 3 meses. El motivo era el Bicentenario y la idea, crear una cantata con intervenciones teatrales. “Se pensaba mucho en los valores, en qué es lo que queremos, en darnos cuenta que todos compartimos cielo”, cuenta Muriel.  “Con Silvina no queríamos que fuera como un libro de historia donde se habla de los próceres y de lo bella que es la Argentina”, agrega Gianni. “Queríamos contar ciertas cosas, cuáles son las pertenencias verdaderas de nuestros pueblos, que estamos en un mismo camino y que nos falta mucho por recorrer. Todo eso está plasmado en la música y en las canciones”.

En el espectáculo, dos personajes (interpretados por Marcelo Albamonte y Jorge Maselli, quienes este año compartieron escenario en Esto no es serio, creación también de la dupla Gianni-Reinaudi) proponen con humor diversos temas sobre la Argentina. El coro de los chicos, “casi a modo de coro griego contemporáneo”, les contesta a través de canciones con lo que opinan y desean para el país.

A poco de terminar el contenido de la cantata, se sumaron Sergio Blostein, para los arreglos musicales, Rubén Segal como director escénico, y Betty Rodríguez como directora del gran coro infantil, quien participó en los ajustes para que la música sea acorde al registro vocal de chicos de 10 años. “En enero se grabó un CD con el espectáculo, se creó el material didáctico-pedagógico, a cargo de Eduardo Barrientos, se hicieron las partituras… y esto fue cobrando fuerza”, recuerda Diego Balan.

Durante febrero, los responsables artísticos del proyecto realizaron largas jornadas con los docentes de las escuelas seleccionadas (ver Los coreutas del Bicentenario) y en marzo, Argentina Canta por la Paz llegó a las aulas. Cuenta Carlos Gianni que la elección de los quintos grados se justificó en la madurez alcanzada por los chicos de esa edad para comprender y mantenerse concentrados en una tarea de esta envergadura. “La propuesta fue no seleccionar por calidad artística”, enfatiza. “Lo que le trasmitimos a los docentes es que todos los chicos cantan y no seleccionamos ni elegimos a los que cantan bien. Porque es un canto en común, es un canto al Bicentenario. Entonces, es de todos.”


Un (largo) camino de integración 
Según Muriel y Diego, el proceso no estuvo libre de obstáculos. Los recelos y prejuicios están más arraigados de lo que uno creería. Muchas escuelas musulmanas no quisieron participar de una actividad que incluía a chicos de escuelas judías y, cuenta Muriel, “cuanto más difícil se nos hacía, nos dábamos cuenta que esto era realmente necesario, que hay mucho trabajo por realizar”. La misma reticencia la encontraron entre la comunidad armenia cuando se enteraron que participaba una escuela turca: “Tuvieron que trabajar durante todo el año con la idea de que todos los niños son iguales, que lo que pertenece al pasado ya no es igual al presente, que ellos van a forjar otro mundo. Y eso fue muy lindo para nosotros porque, de alguna manera, algo funcionó, ¿no?”, sonríe.

Durante el año se realizaron jornadas de integración, uno de los puntos centrales del proyecto. Fueron 6 encuentros de 300 chicos, con los que se trabajó en grupos de 12, para que haya un intercambio cercano entre chicos de distintas escuelas. Y lo que ocurrió es que veían que “el otro” también era un niño, en definitiva, un igual. Se trató de “deshacer cosas que heredamos todos cuando somos peques de los adultos y que, cuando podemos interactuar, lo podemos desactivar, ¿sabés?”, relata Muriel.

“Para nosotros fue -y es- muy importante no explicar esto con palabras, toda la vivencia en sí misma hace que eso se naturalice y no se tenga que charlar. Queremos que quede la vivencia, la constancia de que todo esto se hizo por igual con un ‘diferente’, y está bueno no hacer hincapié en eso porque queremos que sea ‘lo que es natural’”, concluye Diego.


1810 voces
El cierre del proyecto es la presentación del coro completo en Plaza de Mayo, el 10 de diciembre. Un broche de oro para un intenso trabajo.

Al momento de hacer un balance, Diego y Muriel se ven felices, cruzan miradas, ríen con frecuencia, contagian entusiasmo. “Es emocionante. Concretar un sueño y darte cuenta que el mismo sueño tiene muchos obstáculos, ¿no? Uno cuando sueña algo no se imagina todo lo que implica”, cuenta ella. “Creo que no nos dimos cuenta la magnitud de lo que emprendimos. Se trató de hacer, de soñar, de creer y de no dudar. Sí, pensar y replantearnos cosas, pero ir para adelante, seguir y afrontar los problemas,” agrega él.

Con respecto al espectáculo, “el objetivo primero y principal es que los chicos se sientan protagonistas”, explica Reinaudi, “que sientan que son dueños de este tesoro que es de todos, que ellos son la Patria y que son el futuro, porque son hijos de nuestro pasado. Que estos chicos de escuelas públicas, confesionales, escuelas que tienen que ver con lugares distintos en la sociedad, puedan cantar juntos y agarrarse en serio de las manos, me parece tan importante como mensaje como aquello que se dice”.

Para concluir, Gianni asegura que la cantata “va a transmitir que el Bicentenario es un tema de todos, y los chicos son los mejores comunicadores en estos casos. Creo que lo más importante que nos puede pasar es que podamos conmovernos con esta idea, que estamos todos juntos, festejando que tenemos 200 años.”  

Más información: http://argentinacanta.org


Los coreutas del Bicentenario
Al momento de elegir a las escuelas para trabajar junto a sus alumnos de quinto grado, los coordinadores de Argentina Canta por la Paz contaron con la colaboración de la AMIA, la FEARAB (Confederación de Entidades Argentino-Árabes), la Vicaría Episcopal de Educación y la Dirección General de Música de la ciudad.

Las escuelas a las que concurren los 1810 coristas son: Instituto Argentino Árabe Islámico, Colegio Hércules, Instituto Arzruni, Colegio Jrimian, Instituto Euskal-Echea, Colegio Santiago Apóstol, Fundación Educacional Comunitaria Evangélica Argentina, Instituto Educativo Santa Teresita, Nuestra Señora de la Misericordia, Colegio Pedro Poveda, Hogar San Rafael, Instituto Nuestra Señora del Carmen, Instituto Bet El, Escuela Martin Buber, Escuela Integral Hebrea Natan Gesang, Bami Marc Chagall, Scholem Aleijem, Instituto Integral Talpiot, Colegio Tarbut, Escuela Jaim Weitzman, Instituto Tel Aviv Central, Centro Hebreo Ioná, Escuela Arlene Fern, Escuela J. N. Bialik de Villa Devoto, Colegio Beth y 18 escuelas públicas de la ciudad (Nº 21 D.E. 7°, N°3 DE 1°, N°4 DE 6°, N°10 DE 20°, N°21 D.E. 3°, N° 21 DE 13º, N° 24 DE 13°, N° 2 DE 1°, N°5 D.E. 10°, N°3 DE 19°, N°23 DE 19°, N°6 DE 12°, N°10 DE 12°, N°15 DE 16°, N°1 DE 1°, N° 5 DE 21°, N° 23 DE 18° y N° 1 DE 15°).

Ensayo de una Nación
Desde el comienzo mismo del proyecto, el director Alexis Roitman está filmando un documental que lleva por nombre Ensayo de un Nación, para lo que cuenta con una subvención por parte del INCAA. “A Alexis le fascinaban todas las historias que estaban detrás, las historias de cada casa, de cada chico, porque se dan tantas diferencias, no sólo de credo sino también de orígenes y de situación económica”, explica Muriel. Todo está registrado, asegura, y el estreno está previsto para el año que viene. “Luego, a mi me parecería precioso que el documental pudiera transmitirse afuera, que todo este trabajo por el diálogo y por la paz se pudiera conocer en otras partes, porque todos somos parte de lo mismo, y tenemos las mismas dificultades”.
Revista Planetario - Diciembre 2010 - Por Fernanda Martell

Más información: www.ensayodeunanacion.com

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