En el prólogo de “Progresa, Primer libro de Lectura” (1928 ) Pablo Pizzurno invita a docentes y padres a despertar en los niños el amor a la lectura ofreciéndole textos amenos que despierten su interés tanto por la temática como por el lenguaje empleado. Responsable de la renovación de los programas de estudio de fines del XIX en Capital y Nación y sin duda uno de los más importantes pedagogos argentinos, queda asentado que no estamos ante un conservador recalcitrante sino ante un personaje cuyas ideas eran de avanzada para la época.
Por ello resulta interesante ver como en este libro se reflexiona sobre el trabajo infantil. Si la educación estaba concebida principalmente como una preparación para el trabajo, aquí tenemos algunas pistas de cómo se pensaban a pcipios del sig XX las relaciones entre el universo laboral y el infantil, territorios siempre cruzados por tensiones de género y de clase.