La idea es muy antigua y simple, pero el movimiento un poquito más complejo: requiere coordinación entre brazos y pies, ya que las manos tienen que hacer mover los zancos con un cordón. La clave es la práctica, así que vayamos al grano.
Necesitarán:
- Dos latas de unos 10 cm. de diámetro (leche condensada o en polvo, durazno, etc.)Antes de empezar, lavamos bien las latas. Cuando las tengamos bien limpias y secas, marcamos en la base de las latas una línea que las divida aproximadamente en dos mitades iguales, como vemos en la fotografía. Lo marcamos con un rotulador permanente.
- Rotuladores o marcadores permanentes.
- Tijeras.
- Taladro.
- Regla.
- Pinceles.
- Cordón grueso de dos metros o más.
- Pintura acrílica de los colores que queramos.
En el borde de ambos extremos de la línea, ya en el cuerpo de la lata, a unos dos centímetros de la base, marcamos un punto. A continuación perforamos los cuatro puntos (dos en cada lata). Procura no presionar demasiado para no abollar las latas.
Cuando ya tengamos los agujeros, pasaremos a pintar las latas. Recuerda que para pintar sobre metal es necesaria pintura acrílica (que acepta materiales no porosos). No diluyas demasiado agua en la pintura, porque cuanto más espesa sea, más se adherirá al metal.
Mientras se seca la pintura, tomamos el cordón y cortamos dos trozos de un metro cada uno (o un metro y medio, según la altura de cada uno). Intenta que el corte sea recto y seco, para evitar que el cordón se deshilache. Después los introducimos por el interior de los botes y los sacamos por los agujeros que hemos hecho. Por último, atamos los dos extremos del cordón, apretando bien. Asegúrate de que los cordones de ambas latas midan lo mismo para que cuando los agarres con las manos queden a la misma altura.
Ya tenemos los zancos. No los uses para ir a dormir para no molestar a los vecinos :-)