En la era digital, tableros, dados y fichas siguen reuniendo a jugadores que disfrutan el encuentro cara a cara en torno a una mesa. No sólo sucede en el país. Los entendidos aseguran que se trata de una tendencia mundial: a medida que aumenta el volumen de consolas, videojuegos para PC y celulares todo terreno, crece la demanda por los juegos de mesa impulsada, sobre todo, por abuelos y papás que buscan despegar a los chicos de las pantallas.
Esto no quiere decir que en los 90, cuando las consolas de videojuegos se hicieron masivas, la industria no haya vivido cierto temor , sobre todo por desconocimiento. Pero lejos de enfrentarse a la tecnología, más tarde advirtieron que ambos soportes podían coexistir y aprovecharon al máximo las posibilidades que ofrece la Web con presencia en las redes sociales, blogs y versiones online de los juegos más conocidos.
Con novedades (El Erudito y El Melómano), reediciones a pedido del público (Bolonki y Status) y los clásicos de siempre, hoy se vive un resurgimiento de los juegos de mesa. Los fabricantes –nucleados en la Cámara Argentina del Juguete– y los vendedores coinciden en que a partir de 2008 las ventas de juegos de mesa, que representan alrededor del 15% del mercado de los juguetes, comenzaron a crecer . “Entre un 25 y un 30%”, dice Marcelo Vilches, director de Yetem, fabricante del célebre TEG . Y enumera varios factores: “Mayor consumo, nuevos juegos con mejor calidad y diseño e importación regulada”.
En las jugueterías hay una gran oferta. En la tradicional Casa Zanzi –Corrientes y Talcahuano–, especializada en juegos de salón y de mesa, dicen que las ventas no decaen. “Es más, en tiempos de crisis como en 2002 o con la Gripe A vendimos más porque la gente busca entretenerse”, destaca su dueña, Adriana Turolla.
Con viento a favor, el espíritu de los salones que en los años 80 convocaban a los amantes de los juegos de mesa – Pitágoras , La Casa de Yetem o La casa de Tomás y Enrique , entre los más conocidos– hoy reviven en las ligas y los torneos que organizan los fans para seguir despuntando el vicio por el TEG , el Estanciero o Carrera de Mente . Así, por ejemplo, el tercer viernes de cada mes se organiza “La noche de los juegos de mesa” en un bar de Abasto (Humahuaca 3508). “Un grupo de maestros empezamos a jugar y a investigar, y llevamos los juegos a las aulas.
Descubrimos un mundo gigantesco.
Y desde hace cinco años organizamos este encuentro que se extiende hasta la madrugada y que cada noche atrae a más de un centenar de personas”, cuenta el maestro jardinero Sebastián Martínez (31).
Sábado por medio, en tanto, la Liga de TEG de Buenos Aires (www.ligadeteg.com.ar) reúne fanáticos en otro bar de Villa Urquiza. “Con este nombre funciona desde 2003. Antes se llamaba Liga Rioplatense”, aclara Mariano Langou, que tiene 40 años, juega desde chiquito y ahora le enseña a su hijo de 9. “El TEG no perdió vigencia ; se sigue jugando en las casas, en familia y entre amigos”.
“Los juegos didácticos y educativos poco a poco van creciendo porque padres y abuelos están tomando conciencia de que los chicos no pueden vivir frente a una PC”, explica Diego Ruibal, gerente de Ruibal, la firma que fabrica y comercializa Carrera de Mente , “el juego más vendido de la historia argentina –según asegura con orgullo– que en sus tres versiones vende 150 mil unidades por año”.
Lo dicen sus inventores y también psicopedagogos, educadores y técnicos en recreación: los juegos enseñan a compartir, a cumplir con ciertas normas, a que se puede ganar o perder; fomenta el encuentro con pares, permite pasarla bien, divertirse y hasta pelearse. Es un gran motivador social .
“Los padres quieren que sus hijos tengan un nivel de juego social a través de la relación con sus pares o con chicos de otras edades. Y esa estimulación social las consolas no la ofrecen”, afirma Darío Mondrik, uno de los dueños de Top Toys, fabricantes, entre otros, del Burako y el Jenga , la torre de maderitas que fue récord de ventas en los años 90.
En plena era digital hay mercado para todos los juegos , los de mesa y los virtuales. Los fabricantes de los entretenimientos de mesa apuestan a la relación con la tecnología a través del desarrollo de plataformas en línea que permiten jugar en red por Internet. Es la combinación de lo mejor de la tecnología con los beneficios de los juegos de mesa.
“Hoy, muchos descubren el juego en Internet , lo juega online un tiempo y luego, con más práctica, se anima a pasar a la mesa”, cuenta Arturo Vaccaro, titular de la Asociación Argentina de Scrabble que hoy tiene más de 150 socios.
Estrategia, intriga, palabras cruzadas, compra-venta y más. Hay tablero, fichas y dados para todos los gustos y a prueba del paso del tiempo .
Esto no quiere decir que en los 90, cuando las consolas de videojuegos se hicieron masivas, la industria no haya vivido cierto temor , sobre todo por desconocimiento. Pero lejos de enfrentarse a la tecnología, más tarde advirtieron que ambos soportes podían coexistir y aprovecharon al máximo las posibilidades que ofrece la Web con presencia en las redes sociales, blogs y versiones online de los juegos más conocidos.
Con novedades (El Erudito y El Melómano), reediciones a pedido del público (Bolonki y Status) y los clásicos de siempre, hoy se vive un resurgimiento de los juegos de mesa. Los fabricantes –nucleados en la Cámara Argentina del Juguete– y los vendedores coinciden en que a partir de 2008 las ventas de juegos de mesa, que representan alrededor del 15% del mercado de los juguetes, comenzaron a crecer . “Entre un 25 y un 30%”, dice Marcelo Vilches, director de Yetem, fabricante del célebre TEG . Y enumera varios factores: “Mayor consumo, nuevos juegos con mejor calidad y diseño e importación regulada”.
En las jugueterías hay una gran oferta. En la tradicional Casa Zanzi –Corrientes y Talcahuano–, especializada en juegos de salón y de mesa, dicen que las ventas no decaen. “Es más, en tiempos de crisis como en 2002 o con la Gripe A vendimos más porque la gente busca entretenerse”, destaca su dueña, Adriana Turolla.
Con viento a favor, el espíritu de los salones que en los años 80 convocaban a los amantes de los juegos de mesa – Pitágoras , La Casa de Yetem o La casa de Tomás y Enrique , entre los más conocidos– hoy reviven en las ligas y los torneos que organizan los fans para seguir despuntando el vicio por el TEG , el Estanciero o Carrera de Mente . Así, por ejemplo, el tercer viernes de cada mes se organiza “La noche de los juegos de mesa” en un bar de Abasto (Humahuaca 3508). “Un grupo de maestros empezamos a jugar y a investigar, y llevamos los juegos a las aulas.
Descubrimos un mundo gigantesco.
Y desde hace cinco años organizamos este encuentro que se extiende hasta la madrugada y que cada noche atrae a más de un centenar de personas”, cuenta el maestro jardinero Sebastián Martínez (31).
Sábado por medio, en tanto, la Liga de TEG de Buenos Aires (www.ligadeteg.com.ar) reúne fanáticos en otro bar de Villa Urquiza. “Con este nombre funciona desde 2003. Antes se llamaba Liga Rioplatense”, aclara Mariano Langou, que tiene 40 años, juega desde chiquito y ahora le enseña a su hijo de 9. “El TEG no perdió vigencia ; se sigue jugando en las casas, en familia y entre amigos”.
“Los juegos didácticos y educativos poco a poco van creciendo porque padres y abuelos están tomando conciencia de que los chicos no pueden vivir frente a una PC”, explica Diego Ruibal, gerente de Ruibal, la firma que fabrica y comercializa Carrera de Mente , “el juego más vendido de la historia argentina –según asegura con orgullo– que en sus tres versiones vende 150 mil unidades por año”.
Lo dicen sus inventores y también psicopedagogos, educadores y técnicos en recreación: los juegos enseñan a compartir, a cumplir con ciertas normas, a que se puede ganar o perder; fomenta el encuentro con pares, permite pasarla bien, divertirse y hasta pelearse. Es un gran motivador social .
“Los padres quieren que sus hijos tengan un nivel de juego social a través de la relación con sus pares o con chicos de otras edades. Y esa estimulación social las consolas no la ofrecen”, afirma Darío Mondrik, uno de los dueños de Top Toys, fabricantes, entre otros, del Burako y el Jenga , la torre de maderitas que fue récord de ventas en los años 90.
En plena era digital hay mercado para todos los juegos , los de mesa y los virtuales. Los fabricantes de los entretenimientos de mesa apuestan a la relación con la tecnología a través del desarrollo de plataformas en línea que permiten jugar en red por Internet. Es la combinación de lo mejor de la tecnología con los beneficios de los juegos de mesa.
“Hoy, muchos descubren el juego en Internet , lo juega online un tiempo y luego, con más práctica, se anima a pasar a la mesa”, cuenta Arturo Vaccaro, titular de la Asociación Argentina de Scrabble que hoy tiene más de 150 socios.
Estrategia, intriga, palabras cruzadas, compra-venta y más. Hay tablero, fichas y dados para todos los gustos y a prueba del paso del tiempo .
Al margen de algunas zonas grises, los longevos juegos de mesa y los más modernos videojuegos habitan mundos distintos. De un lado hay que involucrarse, poner algo propio para convencerse de que una ficha circular simboliza a todo un ejército o una clavija representa a una persona. Aparece ahí un espacio para que la imaginación, infantil o adulta, complete a gusto y otorgue sentido. Del otro, los cada vez más realistas videojuegos ofrecen todo digerido: lo que se ve es lo que hay. Casi una extorsión a los sentidos.
CLARÍN - Lunes 20 de Septiembre de 2010 - Sociedad