Cuando cumplí 15 años entré a mi fiesta con esa canción. Me recuerda que mientras el tiempo pasa, hay cosas que quedan y, como quedan, me dejan sentir un poquito de eternidad. Hay objetos que tejen puentes generacionales, objetos que quedan para los que vienen y nos transmiten historias, deseos, saberes...
Cuando cumplí 15 años entré a una fiesta y también a otra edad. Empecé a mirar mi niñez con perspectiva, crucé un umbral. En ese momento un objeto significó para mí una historia, un deseo, un saber...
Ese día mi mamá me contó que su bisabuela (es decir, mi tatarabuela) era una gran tejedora y que, a pesar de ser casi ciega en sus últimos años, seguía tejiendo, muy despacito, pero seguía. Y me dió algo muy especial: un par de guantes tejidos por mi tatarabuela: Coloma Gibert de Castañer.
Ese día llevaba en mis manos un tesoro, un puente generacional que se tendía frente a mí y que significaba que soy mujer, hija de la hija, de la hija, de la hija... y como toda mujer soy artífice del tejido social en el sentido más elevado de la expresión.
Esa noche lucí mis guantes, su legado:

Las fotos también son objetos que resumen momentos, expresiones y sentimientos. La bisabuela de mi abuela también tejía y yo la conocí en una foto donde ya era viejita y blanca y donde la Abuela Alicia era una niña que usaba moños...
