Todos ellos se vieron reconfortados por un calor y una luz especial, que no habían visto jamás en un fuego.
Se sintieron especialmente felices, a pesar de sus problemas, y pasaron la mejor Nochebuena de sus vidas, cantando villancicos alrededor del fuego.
Al acabar se despidieron y se fueron a sus casas a dormir. A la mañana siguiente al despertar se empezaron a oír gritos de asombro en cada una de las casas del pueblo. Las despensas estaban llenas de todo tipo de alimentos, los leñeros llenos de troncos suficientes como para pasar todo el invierno sin pasar frío. Y al lado de las camas de los más pequeños había golosinas, turrones, barquillos, y muchas cosas más.
Lo más sorprendente de todo fue que al salir a la calle todos los aldeanos se encontraron con que sus montañas volvían a tener los mismos árboles que habían tenido antes del incendio.
Nunca llegaron a saber quien había sido aquel caminante misterioso que les había dejado el tronco mágico. Pero a partir de aquel día nunca más se sintieron desdichados. Siempre reinó la felicidad entre las gentes de aquel pueblecito.
A partir de ese día, en nuestra tierra se tiene por costumbre poner el Tió unos días antes de la Nochebuena, darle de comer, y taparlo para que no pase frío. La noche de Navidad, los más pequeños al ritmo de unas canciones típicas, disfrutan lasob golosinas y dulces navideños de todo tipo que alimentaban al "TIO"
Y esta pequeña y entrañable ceremonia casera, hace que disfruten tanto pequeños como mayores.
María.
Aquí les dejamos un par de dibujos originales del Tió, para que ase animen a pintarlos.
Publicado en Libreta de colores.com