Fotografía de la escuela donde iba el padre de nuestro compañero Álvaro García Sirvent, en El Pinós. Debe ser de 1938 ó 39 y pertenece a su álbun personal
Escuela-Jardín Altamira, dirigida por Ricardo Villar, que daba sus clases al aire libro en el Paseíto Ramiro 
                    
Hasta principios del siglo XX, la situación educativa de los niños y niñas en España era realmente caótica. En la mayoría de los pueblos no existían locales destinados al estudio, y los que había, estaban mal ventilados, sin material didáctico y con grandes aglomeraciones de niños o niñas de todas las edades. Los maestros y maestras, con baja o nula calificación y mal pagados, se limitaban a manterner un órden castrense entre la tropa infantil, a la que enseñaban cuatro o cinco cosas que, sin embargo, les servían para distinguirse de la masa analfabeta que constituía la inmensa mayoría de la población alicantina.
                                            
 
La Escuela Moderna, dirigida por los hermanos López. Fotografía cedida por Antonio Aparisi  
Los esfuerzos de maestros y maestras por mejorar sus condiciones laborales y profesionales (que podemos simbolizar en la creación, en 1911, de la Dirección General de Primera Enseñanza, que fue encomendada a un alicantino, Rafael Altamira, para mejorar instalaciones y planes de estudios), y las aportaciones de pedagogos de diversa orientación, fueron consiguiendo ciertas mejoras en la enseñanza primaria. Después, en la II República, la atención estatal  a la enseñanza fue extarordinaria y de nuevo encontramos ahí, también como Director General de Primera Enseñana, a otro alicantino, Rodolfo Llopis. Por primera vez, la escuela pública –que hasta entonces había estado sometida al control eclesiástico- se encaminaba hacia una formación racional y laica.
                     
La Escuela Modelo, dirigida por la familia Albricias.
Por su parte, el franquismo trató por todos los medios de deshacer la obra educativa de la República, inspirada en la Institución Libre de Enseñanza y otras experiencias educativas. La escuela volvió a ser un lugar a caballo entre el convento y el cuartel, donde primaba sobre todo conocimiento, la sumisión a los valores del Nuevo Estado: entre rezos y cánticos religiosos, conmemoraciones de fechas significativas del régimen salido de la guerra civil, apenas quedaba tiempo para aprender algo. Un profesorado muy controlado ideológicamnente, “depurado” después de la contienda incivil, transmitiía, con mayor o menor entusiasmo y dedicación, una visión deformada de la realidad pasada y presente de España…Afortunadamnte, la infancia y la adolescencia lo resiste todo y luego, cada uno ha seguido el rumbo elegido.
                                             
Escuelas del Ave María, en Benalúa, a principios de siglo XX
                                            
En Alicante, sobre todo entre las últimas décadas del XIX y las primeras del XX, había una variopinta oferta educativa, que iba desde las órdenes religiosas que se ocupaban, ya entonces , de las “elites”, hasta las escuelas públicas de mayor o menor prestigio, pasando por escuelas protestantes, laicas y obreras, o por escuelas particulares, semiclandestinas, donde eran aparcados niños y niñas sin más problemas. Algunas conquistaron justa fama, como la Escuela Modelo, dirigida por la familia Albricias, pero la mayoría pasaban desapercibidas en unos años en que la función social de los maestros y maestras era, aunque hoy pueda parecernos dificil de creer, menos valorada que en nuestros días.
Escuela de Xixona, en los años 30 (Foto Xion)
                                 
 Escuela en San Vicente del Raspeig (Cercle D´Estudis Sequet Pero Sanet)
                                  
Colonia de niñas de las Casas de Beneficiencia en Agres, en los años 30
                        
Escuela de Mutxamel
Escuela Moderna de San Vicente del Raspeig. (Foto Arqués, 1934)
Además de las tradicionales fotos que casi todos nos hemos hecho en nuestra vida escolar (en una mesa que era mucha más lujosa de la que ocupábamos, con un mapa atrás y la imagen de algún santo o virgen al lado), pertrechados casi todos con el uniforme escolar y una sonrisa confiada, casi angelical, son frecuentes las que representan a grupos escolares. Las actitudes forazadas y correctas, con los brazos cruzados, el extremado orden de las filas, la paternal mirada de los profesores y profesoras nos recuerdan, sobre todo, ese carácter disciplinario de la escuela y algún aspecto de ese inmenso territorio de sueños, amistades, traumas, deseos, decepciones, amores y desengaños que ha sido la escuela…
                                                        
 Niños y niñas en la Escuela San Francisco de Asís, en 1969.  (Arjones, AMA)
                        
 
 Colegio Hermanos Maristas en los años 50. Eugenio Bañón
                    
  
Colegio de San Vicente del Raspeig en los años 40
                 
  
 Entrega de premios de dibujo y redacción en la Torre de les Maçanes (BGM)
                 
  
 Alumnos del Colegio San Ignacio de Loyola, en el recreo en el Paseíto de Ramiro. Década de 1940
                            
  
Banda de cornetas y tambores de la Colonia Escolar de los Niños de la Beneficencia, en Agres, en la década de 1930
                            
  
Rodolfo Llopis inaugura unas cantinas escolares en 1931 (AMA)
               
  
 Profesores del Lyceo Francés de Alicante, en los años treinta (AMA)
                    
 
 Fiesta escolar para conmemorar la República, en la escuela laica de Doña Conchita, en San Vicente del Raspeig (Cercle Sequet Pero Sanet)
FUENTE:
Texto íntegro y fotografías extraídas de “Memoria Gráfica de Alicante y Comarca”; MORENO SAEZ, Francisco