pérdida de roles, numerosos autores iban argumentando que para conservar la propia identidad y una vida satisfactoria era necesario adoptar un estilo de vida activo, reemplazando los roles y las actividades dejados atrás con la jubilación por otros nuevos. Desde entonces, numerosos estudios han coincidido en la misma recomendación.
Aunque en la actualidad los espacios de participación social continúan siendo limitados, hemos de entender dicha participación en un sentido amplio. Si atendemos a su forma más productiva, por
ejemplo, cobra cada vez mayor relevancia la participación social a través del movimiento voluntario.
Edith Ortiz- Voluntaria de Ronda de Juegos de la LBV |
conocimientos profesionales, constituyen un segmento de la población al que se ha de prestar cada vez más atención en los procesos de desarrollo del voluntariado. En contrapartida, esta alternativa a la participación les puede suponer una gran satisfacción personal, un profundo sentimiento de autoestima y la posibilidad de establecer nuevas relaciones sociales.
¿Dónde tiene cabida en un planteamiento como este el tema de la intergeneracionalidad? Habría que empezar reconociendo que los voluntarios, en general, trabajan por una sociedad más incluyente y con unos niveles de cohesión social más elevados. Por lo tanto, la “solidaridad” es un componente clave del voluntariado. Y cabría seguir argumentando que el voluntariado promueve la solidaridad intergeneracional: apoya la creación de vínculos entre las personas mayores y sus comunidades permitiéndoles compartir experiencias y vivencias. La sinergia así creada realiza una contribución muy importante a la cohesión social.
En resumidas cuentas, las personas mayores disponen del recurso de la participación voluntaria para mitigar o borrar posibles sentimientos de exclusión, favorecer su protagonismo en actividades
sociales y fomentar las relaciones intergeneracionales.
Coincidiendo con este punto de vista, existen aportaciones a nivel institucional que intentan aunar la
participación voluntaria de los mayores con la intergeneracionalidad.
Una de las más significativas se propone en los Principios de las Naciones Unidas a favor de las personas de edad (resolución 46/91 de la Asamblea General de 16 de diciembre de 1991), de donde
extraemos el principio en el que se hace eferencia al voluntariado:
“Las personasde edad deberán permanecer integradas en la sociedad, participar activamente en la formulación y la aplicación de las políticas que afecten directamente a su bienestar y poder compartir sus conocimientos y habilidades con las generaciones más jóvenes.”
Por otro lado, el modelo de envejecimiento activo propuesto por la OMS (presentado en el documento “Envejecimiento Activo: un marco político”, en el marco de la II Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Envejecimiento, Madrid, 2002), defiende que las personas mayores deben permanecer integradas en la sociedad evitando actitudes y comportamientos que generan segregación o distancia del resto de la comunidad. Para ello, hay que aprovechar y utilizar las experiencias y los enfoques intergeneracionales como metodología de intervención para propiciar que los diferentes grupos de edad se relacionen, se conozcan y aprendan a respetarse, y, de esta manera, fomentar la conexión y el acercamiento de las personas mayores a los nuevos temas y fenómenos que van surgiendo en la sociedad para evitar el distanciamiento generacional.